Es la capacidad de ejercer dominio sobre nuestros impulsos y de llegar a estados de tranquilidad ante adversidades.
Nos permitirá regular nuestras emociones para tomar decisiones menos cortoplacistas y que supondrán un beneficio a medio o largo plazo, algo fundamental para nuestra felicidad.
Índice de contenidos
- Situaciones para mejorar
- Posibles consecuencias
- Cómo mejorar
¡A triunfar!
¿Qué podemos hacer?
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El autocontrol es clave en nuestra vida, lo hemos de aplicar para tolerar la frustración y en cualquier relación social.
En los primeros años, cuando pasamos más tiempo con nuestros hijos/as, podemos empezar a enseñarlo, pues son edades donde las rabietas son frecuentes y desproporcionadas. Luego, cuando podamos utilizar mensajes más elaborados, nos resultará mucho más fácil.
Situaciones para mejorar
Posibles consecuencias
Cómo mejorar
Situaciones para mejorar
- Las decisiones se toman por y para el corto plazo, sin capacidad para ver las posibles consecuencias posteriores.
- Se llega a un momento de bloqueo en donde no se puede razonar.
- Los estados de cólera o ira son desproporcionados respecto de la causa y a veces los episodios van en escalada.
- Las respuestas ante la frustración son defensivas o agresivas.
- Se repiten patrones de conducta a pesar de que se sabe son negativos, y luego se pueden experimentar sentimientos de culpa o vergüenza.
Posibles consecuencias
- Es complicado aprender a autocontrolarse ya en edades adultas.
- Nos bloquea emocionalmente a la hora de afrontar situaciones adversas restando posibilidades de solución.
- No permite pensar con claridad y conduce a malas decisiones, a veces incluso contrarias a la ley.
- Dificultará nuestras relaciones sociales, pues las reacciones generarán rechazo.
- Incrementará el estrés en situaciones tensas, algo recurrente en el entorno académico y laboral.
- Suele minorar la autoestima y el autoconcepto, lo que disminuye nuestra confianza y motivación para afrontar retos.
Cómo mejorar
- Afrontar el adiestramiento en momentos de calma y no de enfado.
- Determinar un lugar concreto, agradable y de reposo para retomar el control en momentos de pérdida de nervios.
- Convencer de los perjuicios que genera ese comportamiento.
- Reconocer y valorar cuando se ha hecho un intento por controlarse, aunque no haya sido del todo exitoso.
- Recrear situaciones vividas para teatralizar qué comportamientos y reacciones habrían sido más recomendables.
- La agresividad no tiene cabida, a veces puede ayudar a erradicarla el realizar una actividad física o deportiva a modo de descarga.